1. Sexo biológico y género gramatical
Son dos cosas distintas. El sexo es un rasgo biológico que
poseen algunos seres vivos, el género gramatical es un rasgo
inherente a determinados tipos de palabras, que sirve para clasificar a
los sustantivos en masculinos y femeninos y, en el caso de los
adjetivos y determinantes, para establecer su concordancia.
Aunque todos los sustantivos del español tienen género gramatical,
no todos designan a seres sexuados (coche, casa). Además,
incluso los que lo hacen, no siempre establecen la relación género-sexo.
Así ocurre con los sustantivos genéricos (víctima, personaje)
y con los colectivos (alumnado, profesorado), los cuales
pueden aludir, con independencia de su género gramatical, a personas de ambos
sexos.
Existen también sustantivos que no utilizan las terminaciones como
marca formal de género, sino que esta categoría gramatical se
manifiesta mediante la oposición de palabras con distinta raíz (hombre/mujer,
macho/hembra).
Hay, además, sustantivos comunes en cuanto al género, es
decir, que no presentan variación en su forma ni para el masculino ni
para el femenino; en estos casos, el género lo marca la concordancia
del artículo, determinante o adjetivo que los acompaña (el/la periodista, este/esta
testigo).
ACTIVIDAD:
1. Busca ejemplos, distintos
de los que aparecen en el texto, de sustantivos que:
a) no designen a seres sexuados.
b) genéricos o colectivos.
c) no utilizen terminaciones como marca formal de género.
d) no presenten variación en su forma ni para el masculino ni para el
femenino.
2. Principales problemas del sexismo
lingüístico.
1. Duales aparentes y vocablos ocupados
2. Vacíos léxicos
3. Falsos genéricos
4. Asociaciones lingüísticas peyorativas
5. Salto semántico
6. Abuso del masculino genérico
7. Asimetría en el trato mujeres/hombres
8. Orden de presentación
9. Denominación sexuada
10. Aposiciones redundantes
1. Duales aparentes y vocablos ocupados: Los duales
aparentes son términos que cambian de significado según se apliquen a un sexo o
a otro. Suele ocurrir, sobre todo en palabras que designan cargos o
profesiones, que las formas femeninas son “vocablos ocupados”, es decir, que
poseen un significado inferior o negativo con respecto a la forma masculina, lo
que dificulta su empleo de un modo igualitario. Ej.: secretaria ‘mujer que se
dedica a tareas subalternas’/secretario ‘hombre que desempeña un alto cargo’;
sargenta ‘mujer del sargento’ o ‘mujer autoritaria’/sargento ‘suboficial de
gra-duación inmediatamente superior al cabo mayor e inferior al sargento
primero’
2. Vacíos léxicos: Palabras que carecen de correlato o dual
en el otro género. La ausencia suele perjudicar a las mujeres. Ej.: misoginia
significa “aversión u odio a las mujeres”. No existe ninguna palabra que nombre
la aversión u odio a los varones.
3. Falsos genéricos: Vocablos que aparecen como genéricos.
Ej.: hombre con significado de humanidad.
4. Asociaciones lingüísticas peyorativas: Los términos
sobre los valores que se entienden como femeninos se definen a partir de convenciones
o prejuicios sociales y no de criterios lingüístico. Asimismo, se verifica la
existencia de numerosas voces que denotan o connotan insulto únicamente para
las mujeres. Ej.: léxico que identifica (estereotipadamente) a las mujeres con
belleza, matrimonio o prostitución: zorra, además de un mamífero, define a una
prostituta; fregona es, en sentido despectivo, una criada que friega y sirve en
la cocina además de un utensilio para limpiar el suelo; maruja es un ama de
casa de bajo nivel cultural (sin correlato para el masculino); quedarse para
vestir santos es una mujer que ha quedado soltera.
5. Salto semántico: Fenómeno lingüístico que consiste en
que un vocablo con apariencia de genérico (esto es, se le supone que incluye a
hombres y a mujeres), revela más adelante que su valor era específico (sólo
incluía a varones). Ej.: El seguro médico cubre a los “afiliados” y a sus
mujeres.
6. Abuso del masculino genérico: El valor del masculino
como incluyente de ambos sexos se utiliza como norma, incluso en contextos
comunicativos donde no se justifica su uso. Es habitual, por ejemplo,
encontrarlo en documentos abiertos que deben cumplimentar las personas
destinatarias a las que se les apela, desde esos textos, como si únicamente
fueran varones. Ej.: Firma del interesado.
7. Asimetría en el trato mujeres/hombres: Los tratamientos
de cortesía que convierten a las mujeres en dependientes o la forma de
dirigirse a las mujeres, mediante diminutivos o vocablos que las infantilizan,
todavía son frecuentes en algunos contextos comunicativos. Estos usos jamás se
aplican a los varones. Ej.: señorita (define el estado civil de las mujeres,
algo que no ocurre con los varones).
8. Orden de presentación: La anteposición, como norma, del
masculino al femenino, supone aceptar la preferencia de un género sobre otro.
No existe ninguna justificación gramatical que explique el uso sistemático de
la forma masculina delante de la femenina. Aunque siempre es preferible evitar
los desdoblamientos (excepto cuando no haya otro modo de visibilizar a las
mujeres), lo lógico es que si se producen, se introduzcan de forma alterna,
para evitar consolidar la jerarquía sexual. Ej.: Si en un documento se hace
referencia constante a las personas consumidoras, en ocasiones se puede
desdoblar usando a lo largo del texto los consumidores y las consumidoras y
también las consumidoras y los consumidores.
9. Denominación sexuada: Un problema de falta de simetría
tiene que ver con la forma de mencionar a los varones, a los que se identifica
por su cargo, oficio, profesión, etc. Sin embargo, las mujeres son
identificadas antes por su sexo o por su dependencia de un varón (padre,
marido, etc.) que por sus méritos o identidad propia. Ej.: El seguro
indemnizará a los accidentados: tres mujeres y dos soldados.
10. Aposiciones redundantes: Consiste en destacar la
condición sexuada de las mujeres por encima de otras cualidades que son
pertinentes al asunto. Ej.: La manifestación terminó con la lectura de un
manifiesto de las mujeres periodistas (la expresión las periodistas marca el
género por sí sola, sin necesidad de añadir el término mujeres).
ACTIVIDADES:
2. Asocia una de las
siguientes expresiones a uno de los problemas mencionados:
a) La huelga
fue secundada por 2.000 mujeres trabajadoras.
b) Al final de un documento: Firma del interesado.
c) Los despedidos por la empresa fueron una mujer y dos abogados.
d) Los empleados estan invitados a un vino de honor. Pueden acudir con sus
mujeres.
e) Al espectáculo asistieron alumnos y alumnas, ayer también estuvieron
sus padres y madres.
f) Los politicos con demasiada frecuencia se alejan de la realidad
g) Los solicitantes Ignacio Herrero y su esposa
h) Hombre público / Mujer pública.
3. Busca fórmulas que eviten
el uso sexista del lenguaje en los ejemplos anteriores.
[Adaptado de: https://millarenseurcitano.wordpress.com/cambios-sociales-y-de-genero-2o-eso/ ]