lunes, 19 de octubre de 2020

Para comprender un poco mejor: individuos, personas y ciudadanos

Para que comprendáis mejor los conceptos de esta unidad, vamos a representar su relación de forma gráfica:



Todo ciudadano lleva "dentro" de sí a una persona. Cada persona es, a su vez, también un individuo de la especie humana. Sin embargo, por desgracia, no siempre se ha dado (ni se da hoy día) la relación inversa: los esclavos de la Antigüedad eran individuos que no eran tratados como personas, porque no se les concedía ningún derecho. Lo mismo sucedía (y sucede hoy día en muchos sitios y situaciones, lamentablemente) con las mujeres y los niños, o con personas de razas o nacionalidades diferentes. Por otro lado, aunque hoy se admite que cada persona tiene derecho a ser ciudadano de un país, tampoco eso siempre ha sido respetado e incluso hoy día muchas personas carecen de ciudadanía: a pueblos enteros, como los palestinos, los kurdos o muchas poblaciones indígenas de todo el mundo, los países en los que habitan no les reconocen los derechos ciudadanos que, sin embargo, conceden a sus otros habitantes.

Para ser ciudadano es indispensable que te reconozcan y respeten tus derechos como persona. Y no hay persona que no sea, a su vez, un individuo de la especie humana.

Pero, vamos por partes. ¿Cómo podríamos definir cada uno de estos términos con claridad?
Cuando hablamos de individuos, nos estamos refiriendo a cualquier miembro de nuestra especie biológica, sea cual sea su sexo, color y edad. Los individuos, además, nacemos y nos desarrollamos en una sociedad de la que adquirimos ciertos rasgos añadidos: aprendemos una lengua determinada, nos acostumbramos a comportamos de cierta manera, nos vestimos y adornamos tal y como nos enseñan y es usual entre la gente que hay a nuestro alrededor, nos inculcan creencias, conocimientos, habilidades, etc. En contacto con los otros individuos que nos rodean, adoptamos, pues, una identidad propia, más o menos parecida a la de ellos, pero hasta cierto punto también única.

Las relaciones entre los individuos humanos han sido y siguen siendo variadísimas. Además de que uno no se relaciona igual con sus familiares y amigos que con desconocidos, esas relaciones han sido influidas por nuestra pertenencia a diferentes grupos humanos, por nuestras identidades colectivas. Nuestra relación con un chino va a ser mas bien difícil o nula, salvo que uno de los dos, al menos, aprenda la lengua del otro. Incluso entonces no será fácil entendernos, pues nuestras costumbres y nuestras formas de ver las cosas son bien distintas. Estas diferencias han hecho que nuestra percepción y trato hacia el otro (el que es diferente a nosotros) hayan estado (y están, a veces) muy alejadas de la percepción y el trato que damos a nuestros prójimos (o próximos, es decir, los que consideramos nuestros semejantes, aquellos a los que nos parecemos). A veces por el color de la piel, por hablar otro idioma, por tener costumbres extrañas..., los individuos se han dada un trato muy desigual. Pero cuando comprendemos que, por debajo de esas diferencias, todos somos miembros de la especie humana y, en algunos aspectos, al menos, todos merecemos un trato similar (todos tenemos unos derechos compartidos, todos tenemos dignidad, somos dignos de respeto), entonces surge el concepto de persona. Persona es, por tanto, cualquier individuo humano con derechos reconocidos y compartidos con todos los demás individuos.
En cuanto a los ciudadanos, dado que como individuos y personas vivimos en sociedad y organizamos nuestra vida en común mediante instituciones, organismos, etc., a lo largo de la historia se han creado las formas de que las personas vivan y se relacionen de acuerdo a los derechos que mutuamente se reconocen (no siempre con éxito, todo hay que decirlo, y ni siquiera hoy). Una de esas formas ha sido la condición de ciudadano que un país (o, mejor, el estado que gobierna y vela por el orden y la convivencia del país) concede a sus habitantes (a veces no a todos), con lo cual les reconoce sus derechos y los protege (o lo intenta) contra cualquier abuso o atentado interno (dentro del propio país) o externo (si el atacante es extranjero) contra su persona.

Así, por ejemplo: todos nosotros, desde que nacemos, somos individuos, seres humanos con unos rasgos naturales (sexo masculino o femenino, por ejemplo) que se van desarrollando con el tiempo; aprendemos además una lengua (coma la española) que usamos a diario; aprendemos a cepillarnos los dientes, a vestirnos (con nuestra ropa habitual, no con túnicas, taparrabos o quimonos), a comer usando cubiertos (no con palillos, o con las manos...), etc. Pero, además, ya incluso desde que nacemos, tenemos la condición de personas porque se nos reconocen unos derechos: a la vida, a la igualdad, a una vivienda, a la sanidad, a la educación... Esto sucede en España porque, según nuestras leyes, somos ciudadanos españoles (o ciudadanos de un país reconocido por España y, por tanto, dignos de esos derechos que reconoce la autoridad de dicho país). El Estado español (gobierno, instituciones sanitarias, educativas, tribunales, etc.) protege (o tiene la obligación de proteger) nuestros derechos y procura (o debe procurar) su cumplimiento. Eso significa que somos ciudadanos y ciudadanas españoles.

ACTIVIDADES

  1. Lee detenidamente el texto.
  2. Anota todas las palabras que no comprendas y busca su significado en un diccionario.
  3. Define con tus palabras los conceptos de individuo, persona y ciudadano.

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